“La
paz exige cuatro condiciones esenciales : verdad, justicia, amor y libertad”.
(Juan Pablo II)
Actualmente
Colombia se encuentra en un contexto político y social que gira en torno al
proceso de paz, sin embargo la situación del país se caracteriza por la
polarización política, la cual aleja aún más las posibilidades de llegar a un
feliz acuerdo, el cual al fin y al cabo busca el bienestar de todos. La
oposición liderada por el expresidente Uribe se ha encargado de refutar todo
aquello propuesto por el gobierno, sin ir más allá de lo positivo que eso puede
traer.
En
primer lugar, hay que resaltar que
históricamente los procesos de paz no han sido exitosos, tales como: los de los
expresidentes Pastrana y Gaviria cuyo proceso “En mayo de 1992, tras más de un
año de diálogos, se cayeron las negociaciones de paz entre el gobierno de César
Gaviria y la coordinadora guerrillera”[1] esto ha generado la
desconfianza del pueblo en este tipo de procesos y la falta de credibilidad en
los gobiernos, haciendo así que el colombiano sea escéptico en aceptarlo.
Por
otro lado, las distintas campañas que
han atiborrado los distintos medios del país han conllevado a opacar la imagen
del proceso y acrecentar las dudas en torno a lo acordado, a raíz del
hermetismo en la Habana que ha prestado la oportunidad a la oposición que
ensucie los acuerdos argumentando que están regalando el país.
Es por esto que antes de hacer la paz con la
FARC se debe empezar por resolver las diferencias de los mismos líderes, debido
a que estos con tanto tira y jala
desestabilizan aún más el país. Acusaciones como las expuestas en la revista
Semana donde afirman que la oposición acusa al presidente Santos de “ser un
tipo camuflado en el establecimiento comunista desde su adolescencia en la
Armada Nacional y en la Universidad de Kansas que se desenmascaró al llegar al
poder”[2] solo contribuye a opacar
al presidente y por ende a su gobierno, es decir, generar discordia.
Sin
embargo, el gobierno debe empezar a exponerle al pueblo los verdaderos resultados
del proceso, puesto que la ignorancia de los colombianos respecto al tema abre
las puertas para que la oposición divulgue afirmaciones y genere desconfianza
en los demás, incluso sin fundamentos.
Ahora
bien, se puede pensar que para “El gobierno será clave despersonalizar la
campaña y convencer a los electores de lo que está en juego es la paz”[3] es decir para llegar a una
solución exitosa cualquiera que ésta sea hay que aclarar que no estamos
buscando dar logros a un mandatario o al otro, sino que está en juego nuestro
futuro y el de todos los colombianos, de continuar así, con la lucha de
oposiciones, ni el proceso de paz del gobierno del presidente Santos o de
cualquiera tendrá los frutos que se buscan.
Por
todo esto, es necesario acabar con la división política de nuestro país y
empezar a labrar el camino para lograr no solo la paz con la FARC, sino también
lograr la unidad nacional trabajando juntos por el beneficio de todos, debido a
que actualmente se puede pensar que si “Colombia está preparada para el trámite
político de una decisión tan trascendental como acabar con una guerra de medio
siglo”[4], es decir si no se cambia
el chip de los colombianos, la paz duradera nunca se logrará.
Por:
Valentina Vélez Gunther
11° B
[1] TOMADO DE: Diario El Tiempo. El fracaso de los
diálogos de paz en El Caguán . 23 de noviembre de 2010.
[2] TOMADO DE: Revista Semana. Artículo: El fantasma del
comunismo por Antonio Caballero.
[3] TOMADO DE: Revista Semana. Artículo: Proceso de Paz,
la batalla por la opinión.
[4]
TOMADO DE: Revista Semana. Artículo : Proceso de paz, la batalla por la
opinión.
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